Oye joven: ¡Jesús te ama! Y este mensaje tiene como único propósito hablarte precisamente del gran amor que Dios tiene hacia ti (1 Juan 4:10). Estamos viviendo en los postreros tiempos, en los cuales ser joven y darle tu vida a Cristo desde tu juventud (Eclesiastés 12:1) son cosas que cada vez se tornan más difíciles, pero sabemos que todo lo podemos si permanecemos en Cristo Jesús (Filipenses 4:13), y por medio de la Santa Biblia veremos que es posible entregarle a Cristo esos días tan hermosos en la vida del ser humano: La juventud. ¡Bendito sea el Nombre de Jesucristo!
Satanás y sus demonios, el mundo, y nuestra propia carne seducen a los cristianos a dejar la santidad y pecar deliberadamente contra Dios, teniendo en poco el sacrificio que Cristo Jesús ofreció en la cruz del Calvario (Hebreos 10:26-29), pero los jóvenes en particular, son quienes reciben un intenso bombardeo de “ofertas” e “invitaciones”, cuyo único objetivo es desviar y alejar al joven de Cristo Jesús, el único Camino que lleva a Dios (S. Juan 14:6). Vivimos en tiempos extremadamente peligrosos; los jóvenes de hoy en día tienen acceso mucho más fácil y rápido al pecado, en comparación a los jóvenes de hace 50 ó 60 años atrás. Nos ha tocado vivir en tiempos en los que la mal llamada ciencia y la tecnología aumentan a un ritmo nunca antes visto (Daniel 12:4). En cuestión de segundos el joven hoy puede tener acceso a la violencia, pornografía, música mundana, decadencia social y todo tipo de información corrompida que se les ofrece a los jóvenes por medio de la televisión, internet, telefonía celular, etc. Todo esto, al entrar por los ojos del joven, cautiva su interés, su amor, su corazón, llenando de esta forma todo su ser de tinieblas (S. Mateo 6:22-23). Todo “lo nuevo” (aunque Eclesiastés 1:8-11 declara que no hay nada nuevo debajo del sol), “las nuevas tendencias”, “las nuevas modas”, y “los nuevos estilos de vida” que aparecen en el mundo es a los jóvenes principalmente a quienes tratan de influenciar para que deshonren a Dios. El mundo le está diciendo al joven: “Quiero ser tu amigo”. Sin embargo, la Santa Biblia nos enseña
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